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Fabio Melecio Palacios creó una de las obras más impactantes del arte colombiano en el siglo XXI: su Bamba, martillo y refilón ganó el Premio Luis Caballero en 2011, es parte de la Colección del Banco de la República y es una pieza que deja sin aliento: se trata de cientos de machetes que flotan en el aire y se mueven como un péndulo sobre la cabeza de los espectadores. Es una obra que destila peligro y poesía: son los machetes con los que se corta caña de azúcar en el Valle del Cauca; habla de todo al mismo tiempo: trabajo, dedicación, explotación, violencia y la herencia maldita de la esclavitud.

Por Fernando Gómez Echeverri

Los efectos de la colonización continúan vigentes de diversos modos en la organización política y social de Colombia. En esa medida esta exposición refuerza el locus social de enunciación desde donde continuamente ha producido su obra. No obstante, es innegable la distancia temporal y social que existe entre esta obra y el momento en la que se realizaron y circularon los dos archivos de imágenes que ahora integra a su trabajo.

Conversaciones en sala sobre la exposición Encantamiento/Recalcitrante de Fabio Melecio Palacios, en el Espacio El Dorado.

 

Por Isabel Cristina Diaz

27 de junio 2023

Resounding Epistemologies of Conflict:
Auralities in Colombia’s Historical Memory

The work of Fabio Melecio Palacios is also related to long-term processes, defined by a particular geographic, historical, and social context. Fabio was born in Barbacoas, Nariño but moved as a young child to San Antonio, Valle del Cauca when his father found employment as a sugar cane harvester at the Central Castilla mill.

Valle del Cauca is known for its extensive sugar mills. This industry is rooted in colonial haciendas, with their production originally based on slave labor. Since at least the seventeenth century, the ownership and accumulation of land in the Valle del Cauca region has been concentrated primarily in the hands of the descendants of colonial settlers, as a direct consequence of the looting of indigenous societies that occurred during the colonial period. From the nineteenth century onwards, the social pyramid continued to be dominated by the landowners, while the material base of society passed from enslaved labor to the work of peons and tenants, combining the old colonial structure with other pseudo-bourgeois elements, in a process that slightly improved work conditions over time.

This digital archive brings together nine black artists to reflect on forms of visualizing and performing blackness in the afterlives of slavery in the Caribbean. Each artist was invited to create a performance/visual art piece reflecting on the legacies of slavery in their individual countries. We have chosen the Caribbean to account for multiple structures of racial domination that have produced varying iconographies of blackness. In bringing together these nine Black artists, this archive attends to the tactics of visual and embodied insurgency forged in the afterlives of slavery.

 

 

Este archivo digital reúne a nueve artistas negros para reflexionar sobre las formas de visualizar y representar la negritud en el más allá de la esclavitud en el Caribe. Se invitó a cada artista a crear una obra de arte visual o de actuación que reflejara los legados de la esclavitud en sus países individuales. Hemos elegido el Caribe para dar cuenta de múltiples estructuras de dominación racial que han producido diversas iconografías de negritud. Al reunir a estos nueve artistas negros, este archivo atiende a las tácticas de insurgencia visual y encarnada forjadas en el más allá de la esclavitud.

Read the Curatorial Statement by Danielle Roper here.

A través de la historia del arte, la transformación de los conceptos llevó a un cambio también en los materiales con los que se realizaba la obra, en la escultura por ejemplo, se asumió por la experiencia y el uso generalizado en una época, que el yeso, el mármol, la piedra caliza o la madera eran los materiales idóneos para ésta. Sumados al manejo de los metales que ya estaban presentes desde la edad que lleva su nombre, se posibilitó que el oro y la plata fuesen usados en sociedades cosmológicas para representar sus deidades. Cada material tiene una relación con los momentos de la sociedad que los produce, así en la sociedad post-revolución industrial cuando el hierro empezó su reinado dominante, las grandes obras arquitectónicas y escultóricas fueron erigidas en este material, aunque al inicio fueran rechazadas como la torre Eiffel, quien nadie quería por ser una monstruosidad de acero que iba en contra de la arquitectura de París.

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Maestro en Artes Plásticas del Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali. Entre sus exposiciones individuales está Enseñando a comer sancocho de pescado hecho con coco, Vitrina de Lugar a Dudas (Cali, 2014). Ha recibido varios premios, entre los que se destaca el VI Premio Luis Caballero (2011). Sus trabajos sugieren un cuestionamiento crítico y político partiendo de lo cotidiano y haciendo énfasis en ciertas prácticas laborales relacionadas con lo contractual, la construcción de país, el territorio, lo interculturalidad, el paisaje urbano. Vive y trabaja en Palmira.

En su versión más reciente, el Premio Luis Caballero, el más importante de artes plásticas que se entrega en Colombia, puso sus ojos en una obra que rescata la labor de los corteros de caña. Esa obra fue hecha por un humilde joven de Barbacoas, criado en el Valle, del que pocos habían escuchado hablar: Fabio Melecio Palacios. Y esa obra, claro, tiene una historia. Aquí está.

Por Lucy Lorena Libreros

la nueva exposición temporal del Museo de Arte Miguel Urrutia - MAMU, reúne cinco instalaciones de gran formato que hacen parte de la colección de arte del Banco de la República, y que ya son paradigmáticas en el desarrollo del arte conceptual en Colombia.

 

La muestra que está abierta entre el 11 de abril y el 15 de julio de 2019, ocupa el tercer piso del MAMU e incluye algunas piezas como Bamba, martillo y refilón, del artista colombiano Fabio Melecio Palacios.

Eran ocho proyectos inteligentes y sofisticados, casi todos de artistas consagrados. Pero el Luis Caballero, el premio de artes más importante del país, fue toda una sorpresa: el jurado eligió la modestia, la economía y la emoción profunda. Y a un joven del que nadie había oído hablar. Esta es la historia.

Por: Humberto Junca, Bogotá

Décimo episodio de la serie: Las historias del Premio Luis Caballero.

Proyecto los BMR (Bamba, Martillo, Refilón)

Fabio Palacios cuenta una anécdota que nos proporciona una clave hermenéutica  para  iluminar las ideas que expresa en la Instalación «Bamba, Martillo y Refilón» (BMR). Compartía con algunos artistas una conversación, entre ellos estaban Wilson Díaz y Juan Mejía, cuando una señora los abordó y preguntó por él  a Díaz en los siguientes términos: «quién es este muchacho quien por estar a tu lado debe ser muy importante».

Inscrito dentro de las problemáticas de la educación y la investigación, el objetivo que persigo en este artículo es plantear que uno de los caminos para el desarrollo de una posible educación estética desciende de la puesta en marcha de un modelo de análisis discursivo sobre texturas llamadas performance artísticas y expresiones similares. En estas circunstancias, y partiendo de la tesis de que las expresiones artísticas, como cualquier uso lingüístico, son simultáneamente constitutivas y constituidas tanto de las identidades sociales, en un primer momento especificaré las cualidades comunes y relaciones tanto del tipo de sujeto receptor de estas texturas, como de esta forma particular de arte, para luego proponer un modelo que permita leer sus productos con sentido(s). Posteriormente, para aportar a la validez de tal modelo, lo ilustraré con la experiencia performática "Los BMR (Bamba, Martillo y Refilón)", presentada por el artista Fabio Melecio Palacios en 2011. El artículo concluye con una discusión en torno a dos ideas: i) la ruptura de los límites entre cotidianidad y productos simbólicos creativos y, ii) el valor investigativo que tiene el análisis de texturas artísticas para una educación estética.

Por Éder García

El tercer nominado al VI Premio Luis Caballero es el joven artista Fabio Melecio Palacios. Su obra titulada « Bamba, Martillo y Refilón » es una reflexión plástica en la que intervienen la instalación, el vídeo y la acción performancia. Esta obra insiste según las palabras del propio artista en una cuestión de la identidad (en este caso afro) y, « el clamor » de un sector social que ha dedicado el esfuerzo físico durante generaciones al trabajo de los cortadores de caña en el Valle del Cauca; región de Colombia donde el sistema de esclavitud se impuso desde épocas de la Colonia para el desarrollo económico pre-capitalista,  donde así se haya abolido la esclavitud, el trabajo mal remunerado sigue manteniendo un sistema injusto donde la explotación de la mano de obra es el común denominador.

Por Ricardo Arcos

FABIO MELECIO PALACIOS reinventa el modo de observar las tradiciones de comunidades afrodescendientes de Colombia. Sus acciones artísticas recrean costumbres, oficios y lugares para contar historias de supervivencia.

Por Hernán D. Caro

La red de representaciones artísticas de lo afrodescendiente. Tejiendo imaginarios en la era digital. Colombia, Canadá y Guinea Ecuatorial.

Por Eduard Arriaga

El 7 de diciembre del 2011, el proyecto Bamba, Martillo y Refilón (BMR) del artista Fabio Melecio Palacios, nacido en Barbacoas (Nariño), criado en Pradera (Valle del Cauca) y habitante también de Cali y Palmira, fue designado ganador de la sexta edición del Premio Luis Caballero, considerado el certamen más relevante de las artes plásticas en Colombia. En este texto se hará un análisis de algunas de sus obras de forma articulada con aspectos específicos de su vida y sus coordenadas socioculturales. ¿Por qué la palabra poético no le calza al corte de caña? El párrafo redactado acerca del proyecto BMR en el acta oficial entregada por los jurados del VI Premio Luis Caballero revela un sutil pero problemático detalle en la mirada, al referirse al trabajo de los corteros de caña como un «oficio silencioso, meticuloso, poético y ancestral»:

Por Andrés Matute

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