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Carimba de 4 Esclavos

Hipotecados 1632

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Carimba Real Contaduría

Marca de 8 Esclavos pertenecientes al gobernador Diego de Góngora 1623

Carimba de 8 Esclavos hipotecados por Diego López de Oporto

Carimba de 14 Esclavos de Fray Miguel de Espinosa 1631

Carimba Aplicada a los esclavos en Puerto de Hernandarias 1617

Carimba Compañia De Jesús 1732

Carimba de 4 Esclavos Hipotecados 1632

Marca que tenían 28 Esclavos Hipotecados 1634

Carimba Real Asiento

Carimba Aplicada a los esclavos en

Puerto de Hernandarias 1617

Carimba de 5 Esclavos Hipotecados por Francisco de Mandujama 1623

Carimba de 14 Esclavos de Fray Miguel de Espinosa 1631

Carimba de un Esclavo Hipotecado por Francisco Díaz Fragosa 1633

Marca de 3 Esclavos de Cristobal Serras y Marcos de Reguera para compañía de transporte 1633

Ficha técnica 
Carimbas
Ensamblaje. Hojas de cuchilla de afeitar sobre sustrato de carbonilla, poli resina y látex.
77 cm x 70 cm x 2,5 cm
2023

RECALCITRANTE intenta hacer conexiones desde el hombre negro esclavo y principalmente con las marcas recibidas en su cuerpo por los sometedores. La práctica de carimbar existió en la Península antes de los inicios de la conquista del Nuevo Mundo, práctica que fue trasladada a América y precisamente, los primeros en sufrirla en estas tierras fueron los nativos de ellas, cuando en 1511 los indios de la Española fueron esclavizados por haberse revelado ante el poder hispano y marcados con una “F” (fugitivo) en la frente.

 

En el caso concreto de los esclavos africanos, el procedimiento tenía un claro objetivo económico relacionado con la posesión, la identificación y el pago de impuestos a la Corona. Cada registro o carimba obedece al nombre o apellido de su amo o comprador. Como se conoce, era una marca dolorosa y sin consentimientos.  Desde este reto intento reunir la mayor cantidad de carimbas que están en los archivos y volverlas a re-construir, pero bajo aspectos que son difíciles de borrar, huellas que hasta nuestros días han trascendido en el inconsciente, que de alguna manera afloran y como evitarlas. La posesión de esclavos: no representaba para su dueño solamente un obvio valor económico, sino que también significaba la posibilidad de “mostrar” a los demás su status y poder.

 

Muchas de estas carimbas viajaron en los cuerpos de los esclavos por diferentes territorios de américa y no hay claridad en ello, (pues se consideraban mercancía), pero sí es claro identificar quien compraba a los esclavos en los puertos. Es así, como establezco para ello un puente imaginario para relacionar la inscripción en el cuerpo como una huella transitoria y fugitiva. Hoy la veo como un reflejo bajo otras dinámicas: la etiqueta, los cortes de “cabello”, los “tatuajes”, etc; son grafías de leyenda que devienen de las formas como se marcaban a los esclavos, que respaldaba a establecer un estatus o desprestigio para quien lo portaba o lo hacía. Es así como ahora portamos signos para sentirnos cómodos, aceptados o representados.  

 

Muchos de los negros traídos de África viajaron por diferentes ciudades o puertos y en cada compra su cuerpo portaba un registro además de volver a ser marcados.  De Certeau nos dice: Todo poder, comprendido el del derecho, se traza primero sobre la espalda de sus sujetos. El conocimiento hace otro tanto. De esta forma, la ciencia etnológica occidental se escribe sobre el espacio que le proporciona el cuerpo del otro. Se podría suponer luego que los pergaminos y los papeles son puestos en lugar de nuestra piel y que, como sustitutos de ésta durante los periodos felices, forman en torno a ella una cubierta protectora. Los libros no son más que metáforas del cuerpo. Pero en los tiempos de crisis, el papel no le basta a la ley y es sobre el cuerpo el sitio donde se traza de nuevo.   Las representaciones de las carimbas buscan hacer eco en estos mecanismos y símbolos de poder asociados a un intento por expresar la belleza, soberanía, realeza y representar los valores de honor y respecto que practicaban los heráldicos con el símbolo de la flor de lis pero aquí todo está bajo la línea de un aspecto barroco, confuso y dispuesto a ser contemplado.

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